LAS SEIS HORAS CHILENAS DE 1970
LA CARRERA MÁS LARGA REALIZADA EN NUESTROS CIRCUITOS.
Escrito por Rodrigo Velasco.
En el autódromo capitalino de Las Vizcachas se llevó a cabo en el otoño del año 1970 la
competencia automovilística internacional de más largo aliento que se haya efectuado nunca en pistas de nuestro país: Las Seis Horas Chilenas. Se corrió por el circuito largo, y la excelente organización estuvo a cargo de la Rama de Automovilismo del Club Deportivo Universidad Católica, siendo director de la prueba el conocido piloto Germán Mayo Correa. La carrera de resistencia era para coches de turismo, de manera que esa vez quedaron fuera los “monstruos”,“liebres” y prototipos de la serie Turismo Carretera. Participaron nada menos que 56 automóviles de la más variada estirpe; desde las modestas citronetas hasta los poderosos Ford Mustang, pasando por marcas tales como Fiat, BMW, Volvo, Renault, Torino, NSU, y Austin Cooper. Entre los numerosos binomios de pilotos figuraban muchos apellidos con campanillas en el automovilismo de entonces: Garafulic, Kovacs, Bengolea, Gimeno, Rebolar, Comandari, Ibarra, entre otros. También vinieron varios conocidos volantes argentinos, comandados por Joaquín Perrota en su espectacular Torino 380W, y desde el sur llegó Manfredo Suiter en su veloz BMW 2002.
Con un autódromo abarrotado de público, y tras el auto de seguridad (que como curiosidad cabe anotar era un Ford Falcon nacional -fabricado ese mismo año 1970- en la planta de Casablanca) se puso en movimiento la gran manada de bólidos. Luego de tres nerviosas vueltas de calentamiento se bajó la bandera chilena dándose inicio a la competencia. De inmediato picó en punta el rojo Ford Mustang fastback conducido por Renato Brambilla, seguido de cerca por el Falcon de Alfredo Rebolar. Muy poco más atrás, y al acecho, venían el Mustang de Garafulic, el Mini Cooper S de Kovacs y el Torino 380W del argentino Pucciarelli.
Al cabo de algunas vueltas el “Maestro” Garafulic vino a poner orden, tomando el liderato con mucha autoridad, siendo escoltado en la vanguardia por Rebolar, Brambilla, el Torino de Perrota,y el Cooper de Kovacs.
Promediando la prueba, el andar del poderoso Mustang blanco Nº 108 de la dupla Boris
Garafulic-Claudio Ibarra era simplemente demoledor: disparado en punta y a tres vueltas de ventaja sobre sus más cercanos perseguidores. El grupo escolta estaba formado por el Falcon de Alfredo Rebolar-Mario Queirolo, y los Mustangs de Andrés Larraín-Manuel Jordán y Renato Brambilla-Roberto Baumer. Entreverado como siempre entre los grandes, el Austin Cooper S de los hermanos Eduardo y Lionel Kovacs, quienes lideraban con facilidad su categoría, seguidos por el Volvo de Manuel Comandari y Luis Gimeno. Entretanto, en las series menores se lucían por su rápido andar, el Fiat Abarth de los hermanos Juan Manuel y Santiago Bengolea y el Austin Mini de Juan Armando Band y Rafael Prieto.
Con el paso de las horas, el alto promedio y las duras exigencias de la maratónica prueba empezaron a producir varios abandonos de importancia entre los actores principales: sucumbieron a los p roblemas mecánicos los Torinos de los argentinos Perrota y Pucciarelli, y el Mustang de Brambilla-Baumer, entre otros. La zona de boxes era un infierno de coches entrando y saliendo, unos en reparaciones y otros en reabastecimiento, más la tensión y el ajetreo que provocaban los constantes cambios de pilotos.
En la pista le emoción corría por cuenta de varios pilotos que protagonizaron espectaculares despistes y trompos, para el deleite de los miles de espectadores que colmaban el cerro y las tribunas.
A medida que caía la tarde y se acercaba el término de la agotadora jornada, todo parecía indicar que sería una fácil y merecida victoria para el binomio Garafulic-Ibarra, pues llevaban nada menos que cuatro vueltas de ventaja al segundo. Sin embargo, faltaba todavía una cuota extra de emoción en la carrera, ya que súbitamente el Mustang blanco con rayas azules entró a pits, con un neumático desinflado, y se pudo ver a un nervioso Boris Garafulic que vociferaba haciendo señas y descendía rápidamente, bajo el ruido ensordecedor del motor V8, gritándoles a sus mecánicos que ¡además traía trabado el acelerador!.
Fueron minutos tensos e interminables en que el “Maestro” Boris trabajó codo a codo con los mecánicos para superar la emergencia, mientras que su coequipo Claudia Ibarra tomaba posición al volante en espera de poder volver a la pista cuanto antes. En el intertanto, el auto que marchaba segundo, el Ford Falcon piloteado en esos momentos por Mario Queirolo, pasaba velozmente por la recta de boxes en más de una ocasión, recuperando las vueltas perdidas y aproximándose peligrosamente a conseguir el liderato. Los espectadores miraban y aplaudían expectantes…
Después de anonadados esfuerzos, los mecánicos de Ford lograron hacer volver a la pista al bólido blanquiazul piloteado ahora por Ibarra, quien salió en la misma vuelta y a muy escasa distancia, por delante del Falcon de Queirolo. El público de las tribunas se puso de pie, gritando y saltando enfervorizado ante semejante espectáculo. Sin embargo, el ritmo que le imprimió de inmediato Ibarra al Mustang fue impresionante, con lo que disipó el peligro, pese a los esfuerzos y las buenas muñecas de Queirolo, quien trataba estérilmente de darle caza.
Al acercarse la vuelta final, al cabo de aquellas interminables seis horas, un más tranquilo Boris Garafulic se asomó a la recta de meta indicándole a su compañero Claudio Ibarra, con un clásico gesto de su mano, que todo estaba bajo control y sin problemas.
Al giro siguiente vino el banderazo final consagrando a los vencedores. El esforzado Queirolo arribó luego segundo, a casi un minuto de distancia. Los otros numerosos competidores fueron pasando por la meta para llegar finalmente a la zona de boxes a un merecido descanso. Los parlantes anunciaron al poco rato los resultados de la clasificación general: 1º el Ford Mustang de Garafulic / Ibarra; 2º el Ford Falcon de Rebolar / Queirolo; 3º el Austin Cooper S de los hermanos Kovacs, y 4º el Volvo B18 de Luis Gimeno y Manuel Comandari. Los ganadores, Boris Garafulic y Claudio Ibarra, alcanzaron a girar 231 vueltas al circuito largo en su Ford Mustang, a un promedio de velocidad de 119.010 km/h.
Junto con la puesta de sol, se cerraba el telón de Las Seis Horas Chilenas de 1970, y el
entusiasta público no logró contenerse, invadiendo la pista y el parque cerrado para poder ver de cerca los autos y felicitar a los agotados pilotos. Muchos de ellos también con la intención de fotografiarse junto a sus ídolos y sus máquinas. Fue sin duda un día inolvidable y una larga jornada, la que pasaría a la historia de nuestro deporte mecánico como la carrera más larga realizada en nuestros circuitos.
Por categorías, los resultados oficiales fueron los siguientes:
Serie sobre 2.000 c.c. (Clase “D”)
1º Ford Mustang Nº 108 de Boris Garafulic-Claudio Ibarra
2º Ford Falcon Nº 101 de Alfredo Rebolar-Mario Queirolo
3º Ford Mustang Nº 103 de Andrés Larraín-Manuel Jordán
Serie de 1.150 a 2.000 c.c. (Clase “C”)
1º Austin Cooper S Nº 217 de Eduardo y Lionel Kovacs
2º Volvo Nº 220 de Luis Gimeno y Manuel Comandari
3º Volvo Nº 223 de Eduardo “Lalín” Fernández y Sergio San Martín
Serie de 850 a 1.150 c.c. (Clase “B”)
1º Fiat Nº 326 de Juan Manuel y Santiago Bengolea
2º Fiat Nº 330 de Francisco Condon y Luis Bravo
3º Austin Cooper Nº 340 de Patricio y Hernán Fernández
Serie de 0 a 850 c.c. (Clase “A”)
1º Austin Mini Nº 451 de René López y Néstor Cué
2º Austin Mini Nº459 de Juan Armando Band y Rafael Prieto
3º Austin Mini Nº453 de Renato Bertero y Ricardo Ossa
LOS GANADORES