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El Gran Premio Sopesur 1966

La tercera edición de la famosa carrera por carreteras denominada Gran Premio SOPESUR (por su auspiciador, la Sociedad Periodística del Sur), se llevó a cabo en Diciembre de 1966, y pasaría a la historia por varias razones. Fue la primera competencia importante en que los autos contemporáneos vencieron a las antiguas cupecitas Chevrolet y Ford de Turismo Carretera. Fue la única carrera por rutas en que un pequeño coche sport inglés se impuso por sobre los potentes coches americanos con motor V8. Participaron nada menos que 67 automóviles, con pilotos chilenos, argentinos y peruanos, estando representadas una gran variedad de marcas: Ford, Chevrolet, Volvo, Alfa Romeo, Austin Healey, Fiat, Simca, NSU, Austin Cooper, Peugeot, Borward, Taunus y Triumph. Marcó el debut de Boris Garafulic en un Ford Falcon, quien hasta esa fecha corría en Volvo. Fue tal vez el único gran premio entre ciudades de Chile que se corrió en su mayor parte bajo lluvia torrencial y fuerte viento, pese a lo cual se batieron todos los récords de velocidad. Por último, el gran campeón nacional Bartolomé Ortiz estuvo por primera vez de espectador luego de haberse retirado de las competencias poniendo fin una larga y exitosa trayectoria tanto en Chile como en el extranjero (estuvo, sin embargo, recorriendo la ruta y alentando a los competidores, especialmente a su pupilo Luis Gimeno, a quien le prestó su apoyo).

Raúl Jaras, el doble ganador del Gran Premio SOPESUR en sus versiones 1964 y 1965.

Los dos favoritos antes de largar: Raúl Jaras, “Papín”, y Boris Garafulic, “El Maestro”.

La gran carrera que uniría, entre otras, las ciudades de Santiago, Temuco, Valdivia, Osorno, Puerto Montt y Concepción se inició al alba y con neblina, a las 6.15 a.m., en la Carretera Panamericana frente a San Bernardo. Los competidores largaron en tres grupos separados por 15 minutos: primero los autos de la serie Carrozados Standard, luego los denominados G.T.A. (gran turismo asimilados), y finalmente los 23 coches de la categoría Turismo Carretera. Así las cosas, los primeros carrozados en pasar raudos por Curicó fueron el chileno radicado en Perú, Humberto Pizarro, seguido por el Mustang de Claudio Ibarra y los Volvos de Patricio Campos, Javier Comandari y Sergio Wagner. En la serie GTA empezaba a descollar el pequeño y muy veloz Austin Healey de Germán Picó, al que se le cronometraron apenas 54 minutos hasta su paso por Curicó, lo que indicaba que su ritmo daría que hablar.

 

Entre los Turismo Carretera la lucha sin cuartel entre Raúl “Papín” Jaras y Boris Garafulic se planteó desde que les bajaron la bandera ubicados uno al lado del otro. A 40 kilómetros de la largada seguían juntos a una velocidad impresionante, habiéndoseles cronometrado en un tramo un promedio de velocidad de 237 kilómetros por hora. Claramente a ese ritmo los fierros no aguantarían toda la carrera. Así lo creyó Garafulic, levantando el acelerador de su Falcon y dejando que Jaras se fuera adelante. No pasó mucho tiempo y en Angostura el motor del Chevrolet reventó estruendosamente, con lo que concluyó así tempranamente la participación del gran “Papín”, quien había sido el brillante ganador de las dos ediciones anteriores del Gran Premio SOPESUR.

El Chevrolet coupé de Turismo Carretera de “Papín” Jaras, que fundió motor.

 

Las altas velocidades de los coches también produjeron otras deserciones y retrasos por fallas mecánicas. El conocido piloto Hugo Tagle debió detenerse por cerca de media hora a solucionar problemas con el carburador, mientras que otros menos afortunados debieron abandonar al no poder arreglar los desperfectos, como fue el caso del famoso campeón peruano Federico “Pity” Block.

Los accidentes, algunos de ellos muy graves, tampoco faltaron: Eduardo Kovacs chocó con un poste, Valeriano Hernando atropelló a un campesino que se cruzó en la ruta, y el auto de Julio y Claudio Seguel volcó espectacularmente a la entrada del puente del Maule, embistiendo a espectadores, a consecuencia de lo cual falleció una señora.

A medida que la manada de bólidos seguía rumbo al sur pasando por ciudades atestadas de público a la vera del camino, la velocidad de algunos de los autos en el grupo de avanzada asombraba a los espectadores y a los miles de radioescuchas en todo Chile que seguían atentos las transmisiones radiales de Octavio Sufán Espejo y Pancho Rueda. El Volvo del chileno-peruano Humberto Pizarro fue el primero en pasar por Talca, comandando el grupo de la serie carrozados, con un tiempo de 1 hora 23 minutos, a un promedio de 170,602 k/h.

Entre los GTA punteaba Germán Picó, quien tardó solo 1 hora 17 minutos hasta Talca; mientras que entre los Turismo Carretera, lideraba el Falcon de Boris Garafulic, quien clavó los cronómetros en 1 hora 13 minutos 45 segundos, estableciendo un nuevo récord entre la capital y esa ciudad, a la increíble velocidad media de 192 k/h.

Germán Picó Domínguez y su potente Austin Healey 3000.

Cuando la carrera se acercaba a Chillán empezó a quedar atrás el buen tiempo, y el cielo encapotado presagiaba que la lluvia estaba acechando a los competidores. El primer auto en cruzar Chillán lo hizo a las 8.30 de la mañana, y fue el Ford Mustang de Claudio Ibarra, quien había pasado a comandar el pelotón, con un tiempo de 2 horas 15 minutos; seguido por los Volvos de Pizarro, Campos, Comandari y Wagner. El sorprendente Austin Healey de Picó pasó por Chillán a las 8.38 registrando desde Santiago un tiempo de 2 horas 0 minutos y 8 segundos a una velocidad promedio de 178.829 k/h. Exactamente diez minutos después lo hizo el primer Turismo Carretera, el Ford de Garafulic, seguido dos minutos más tarde por el Chevrolet de Fernando Figueroa.

El paso del gran premio por el Salto del Laja tuvo gran espectacularidad, ya que allí se habían apostado varios de los equipos de auxilio por lo que algunos coches se detuvieron a reabastecerse de bencina, ante la expectación del numeroso público que se había congregado cerca del puente. Entre otros, pararon allí por varios minutos Boris Garafulic y Luis Gimeno, quienes salieron raudos luego de recargar combustible.

El Falcon N° 2 de Garafulic en el puente del Salto del Laja.

Más al sur, hubo nuevos accidentes. El más importante fue protagonizado por el corredor José Dolores Moreno cuyo auto volcó aparatosamente en la cuesta del Malleco, debiendo ser trasladado al Hospital Regional de Temuco, donde por suerte fue pronto dado de alta ya que no sufrió lesiones graves. Su copiloto resultó ileso.

Precisamente en la ciudad de Temuco se cumpliría la primera subetapa, con neutralización, de manera que había allí una inmensa cantidad de gente apostada en la meta, quienes se mantenían con gran expectación por ver aparecer los primeros autos, pese a que la lluvia ya comenzaba a hacerse presente. Primero en arribar a la meta fue Claudio Ibarra, seguido de Germán Picó, y luego apareció el puntero, Garafulic, quien se dio el gran gusto de batir el récord que mantenía desde 1964 Bartolomé Ortiz, rebajándolo en casi nueve minutos. El “Maestro” Boris hizo la subetapa entre Santiago y Temuco en 3 horas 28 minutos y 32 segundos, a un velocísimo promedio de 187,020 kph. Tras suyo arribaron los cuatro Volvos de Pizarro, Campos, Comandari y Wagner, y luego los tres Ford de Luis Gimeno, Andrés Larraín y Alfredo Rebolar.

Alfredo Rebolar en su Ford Falcon cruzando la cuesta del Malleco.

 

Luego de la neutralización de algunas horas, la competencia se reanudó a las 4 de la tarde bajo lluvia, largando los coches rumbo a Valdivia a intervalos de 30 segundos, en el mismo orden en que habían cruzado la meta en Temuco. El gran escollo que se venía por delante era la difícil y peligrosa cuesta de Lastarria, la que tenía tramos de tierra y cerradas curvas. La lluvia caía torrencialmente. Con estos ingredientes, sucedió lo que se preveía: el paso por la cuesta fue un verdadero festival de “trompos”, para el deleite de los estoicos espectadores apostados en los cerros. El Falcon de Garafulic, intentando darle caza al Austin Healey de Picó, fue el primero en hacer una de estas figuras, saliéndose aparatosamente del camino y quedando empantanado en el barro, varios metros dentro de un potrero, luego de impactar un árbol con la cola. De no ser por la generosa maniobra de Alfredo Rebolar, quien se detuvo para ayudarlo, la carrera habría tenido otro destino, ya que Garafulic difícilmente habría podido salir por sus propios medios de la incómoda situación en la que quedó su auto. Gracias a Rebolar y su copiloto, el puntero pudo seguir en competencia, aún cuando perdió valiosos minutos.

En vista de lo anterior, la lucha en la serie Turismo Carretera quedó circunscrita a Luis Gimeno y a Juan Armando Band, en su Austin Mini Cooper S, quien tuvo un brillante desempeño en las zonas trabadas bajo la lluvia, logrando superar al coupé Ford.

Juan Armando Band y su Mini Cooper S, de gran performance entre Temuco y Valdivia.

Mientras tanto, en la categoría “C” de la serie carrozados, se mantenía la cerrada pelea entre los Volvos de Patricio Campos, Sergio Wagner, Pizarro y Comandari, a la que se sumó el de Fernando Bravo, quien remontaba con sólido andar.

Al caer la tarde, la meta en Valdivia esperaba a los corredores con un clima hostil: viento, muy poca visibilidad y una lluvia torrencial. Los miles de empapados fanáticos esperaban ansiosos y hacían especulaciones acerca de quién sería el primero en llegar. En estas condiciones adversas surgió de repente una aparición: a gran velocidad, con sus luces encendidas y dejando una estela de agua a su paso, fue recibido con la bandera a cuadros el Austin Healey rojo con el Nº 101, conducido magistralmente por su piloto Germán Picó Domínguez. El pequeño bólido inglés había tardado apenas 4 horas 37 minutos y 9 segundos en cubrir los 816 kilómetros entre Santiago y Valdivia, superando a todos sus rivales y convirtiéndose así en el sorpresivo ganador de la clasificación general de la primera etapa del Gran Premio.

El Austin Healey ganador entra a Valdivia bajo una lluvia torrencial.

 

El orden de llegada a Valdivia de los demás participantes fue el siguiente: Claudio Ibarra (Ford Mustang), Fernando Bravo, Sergio Wagner, Humberto Pizarro, Patricio Campos (todos en Volvos), Juan Armando Band (Austin Cooper S), Luis Gimeno, Boris Garafulic, Alfredo Rebolar (los tres Ford), Renato Brambilla (Ford Thunderbird), Francisco Condon (Simca Abarth), Enrique Hagemann (Volvo TC), Andrés Larraín (Ford Mustang), Germán del Fierro (Volvo 122S), Javier Comandari (Volvo B18)) y Sergio Ducaud (Alfa Romeo), en los lugares de avanzada.

Después de un reparador descanso, a las 8 de la mañana siguiente se reanudaría la prueba para dar curso a la segunda etapa, de Valdivia a Puerto Montt, luego rumbo a Osorno, para llegar de vuelta a la ciudad de los ríos. Habría neutralizaciones en Puerto Montt y Osorno.

Bartolomé Ortiz departiendo en Valdivia con Garafulic, Band y Rebolar.

 

En una mañana en que provisoriamente había cesado la lluvia, el director general de la carrera, don Luis Campos Camus, dio la partida a Germán Picó y tras él fueron saliendo todos los competidores, cada 30 segundos, en el mismo orden en que habían arribado al término de la primera etapa. La ruta que enfrentaban contemplaba cuestas y muchos tramos sin pavimento, lo que sumado al inestable clima reinante aumentaba la dificultad. El andar del puntero se mantuvo sólido al frente, pero a sus espaldas se producían novedades ya que Garafulic y Rebolar recuperaban rápidamente el terreno perdido en el incidente de la cuesta de Lastarria. A la cuadra de Río Bueno, varios coches lucían sus parabrisas dañados como consecuencia de los adelantamientos en los tramos de tierra. Varios otros experimentaron problemas mecánicos, como Vergara, Bengolea, Vigueras y Manzur; mientras algunos se quedaban a la vera del camino, como por ejemplo Renato Brambilla, quien fundió el motor de su Ford Thunderbird en las cercanías de Frutillar.

Al pasar por Osorno, Picó se mantenía en la punta, siendo escoltado por el Mustang de Claudio Ibarra y el Volvo del osornino Sergio Wagner, quien demostraba conocer muy bien los caminos de su región. El público aplaudía entusiasmado su paso, y luego vendrían Rebolar (en espectacular avance), Garafulic, Pizarro, Campos, Band y Gimeno. Hasta ese punto el mejor tiempo lo lograba el Falcon de Alfredo Rebolar quien puso 40 minutos 15 segundos.

La meta en la ciudad de Puerto Montt estaba colmada de entusiastas espectadores, quienes esperaban aliviados ya que había dejado de llover intensamente. Poco después de las 9 de la mañana apareció el Austin Healey cruzando velozmente el punto de meta ante la algarabía del público. Estableció un tiempo de 1 hora 9 minutos y 43 segundos entre Valdivia y Puerto Montt. A los pocos minutos arribaron Ibarra, Rebolar, Garafulic, Wagner, Pizarro, Gimeno, Campos y Band. Una vez que llegaron todos los demás pilotos que seguían en competencia pudo apreciarse que seguían en carrera solo 51 automóviles.

Luis Gimeno y su Ford, a gran velocidad bajo la inclemente lluvia

 

Si el Gran Premio SOPESUR hubiese sido una carrera de Santiago a Puerto Montt, los tiempos totales de los mejores competidores hasta ese momento habrían arrojado la siguiente clasificación general:1º Germán Picó 5.46.52 a un promedio de 176,825 kph; 2º Boris Garafulic 5.52.34 a un promedio de 174,775 kph; 3º Luis Gimeno con un tiempo de 6.06.38 y 4º Alfredo Rebolar con 6.12.15.

El intermedio duró solo unas horas, ya que al mediodía se dio nuevamente la largada rumbo al norte, hacia la ciudad de Osorno donde habría otra neutralización. Los punteros zarparon veloces y, desde el comienzo, se observó que Rebolar era quien le imprimía mayor velocidad a su máquina en un claro afán de ganar posiciones. Por su parte, la enconada lucha que mantenían los Volvos de la categoría “C” de los carrozados (hasta 2.000 c.c.) se vio afectada por un desperfecto en el auto de Patricio Campos, quien venía haciendo una magnifica carrera, librando un duelo mano a mano con Humberto Pizarro. Lamentablemente Campos perdió mucho tiempo en reparaciones, al cabo del cual logró seguir adelante, pero ya lejos de sus rivales.

Con mucho viento, y lluvias intermitentes, los competidores más veloces cubrieron la subetapa en poco más de media hora. La sorpresa la dio Rebolar, cuyo Ford Falcon anduvo a gran velocidad y logró adelantar al Austin Healey de Picó poco antes de llegar a la meta en Osorno. Detrás de ellos entró a la ciudad el Mustang de Ibarra, y después Garafulic seguido de Gimeno. Luego llegaría la jauría de Volvos encabezada por Pizarro y Wagner. En las series menores brillaban el Simca Abarth de Francisco Condon, el Austin Cooper de Reinhold Winkler y el Triumph de Rolando Abuhadba, quienes comandaban sus respectivas categorías.

En el receso en Osorno se recuperaron fuerzas, tanto humanas como mecánicas, y los pilotos fueron agasajados con un almuerzo de camaradería. En la tarde, al reanudarse la carrera, se dejó caer un temporal de lluvia y viento de aquellos que solo se ven en el sur de Chile, lo que provocó la preocupación de pilotos y autoridades. Sin embargo, pese a esas condiciones, la última subetapa hasta Valdivia se realizó sin accidentes que lamentar. El grupo de avanzada mantuvo su lucha sin cuartel demostrando gran pericia bajo la lluvia para poder seguir corriendo a altos promedios. Más atrás, dos nuevas bajas disminuían el número de competidores: el Ford de Hipólito Toujas rompió el cardán, y el Simca de Alberto Schwartzmann quedó botado con problemas en el diferencial.

Los valdivianos, cuya ciudad era la verdadera capital del gran premio, se volcaron a la meta para ver la llegada de los autos de carrera, los que muchos de ellos habían despedido temprano en la mañana. El temporal de viento y lluvia amainó, ofreciendo una tregua a los miles de entusiastas que se agolpaban a ambas orillas de la calle. La espera bien le valió la pena al público, ya que presenciaron una llegada electrizante: el Ford Mustang de Claudio Ibarra y el Austin Healey de Germán Picó entraron prácticamente juntos a la meta, separados por tan sólo un segundo. No alcanzó a transcurrir un minuto y apareció el Falcon de Garafulic, a los dos minutos llegó Luis Gimeno en su coupé Ford, y menos de un minuto más tarde cruzó el Falcon de Rebolar. Es decir, en menos de cinco minutos arribaron velozmente a la meta los cinco primeros autos, lo que sin duda fue un espectáculo emocionante.

El Ford Mustang de Claudio Ibarra, primero entre los Carrozados Standard.

 

Una vez pasada la impresión y vuelta la calma, el equipo de cronometradores dio a conocer los tiempos ofíciales del recorrido completo de la segunda etapa del gran premio, entre Valdivia, Puerto Montt, Osorno y Valdivia. Nuevamente el coche más rápido fue el Austin Healey de Picó, con un tiempo total de 2 horas 23 minutos y 19 segundos, a un promedio de 177 kph. El segundo más veloz fue el Falcon de Garafulic, quien lideraba la serie de Turismo Carretera, con 2 horas 24 minutos 19 segundos, a un promedio de 176,302 kph. Por su parte, Claudio Ibarra no solo se imponía en la serie Carrozados Standard, sino que lograba el tercer mejor tiempo, ya que demoró 2 horas 25 minutos y 9 segundos. En Turismo Carretera, detrás de Garafulic se clasificaron Alfredo Rebolar, con 2 horas 28 minutos 37 segundos, y Luis Gimeno, quien puso 2 horas 32 minutos y 31 segundos.

La tercera y última etapa del Gran premio SOPESUR se largaría a la mañana del día siguiente, de modo que los pilotos tuvieron tiempo para descansar al pernoctar en Valdivia, y sus mecánicos dispusieron también de la ocasión para efectuar las necesarias reparaciones, de manera de enfrentar el último día de carrera en la mejor forma posible.

Los dos grandes protagonistas de Turismo Carretera, Boris Garafulic y Alfredo Rebolar.

A las 7.30 a.m. comenzaron a largar los autos en la última etapa que cubría 455 kms entre Valdivia y Concepción. El director de la prueba señor Luis Campos (padre de Patricio, joven piloto que venía haciendo una gran carrera en su Volvo) les fue bajando la bandera a los competidores, cada 30 segundos, en el mismo orden en que habían finalizado la segunda etapa del Gran Premio. La jornada contemplaba una neutralización en Temuco, la que fundamentalmente era para evitar el riesgo de que las máquinas cruzaran la ciudad a toda velocidad.

Lo difícil de esta subetapa, que incluía la temida cuesta de Lastarria, quedó de manifiesto por un alto número de accidentes y percances mecánicos que fueron mermando la caravana de coches en competencia. Entre ellos, cabe mencionar un incidente grave: el del Volvo N° 69 de Sergio Parada, que chocó a la entrada de un puente y luego se dio vueltas, resultando el piloto con fracturas en ambas piernas, debiendo ser trasladado de urgencia al hospital de Loncoche. Por su parte, el Chevrolet de Ramón Ibarra chocó contra un cerro y ahí culminó su participación, la que había tenido momentos muy destacables durante la segunda etapa.

El veloz Alfa Romeo N° 105 de la serie GTA, piloteado por Sergio Ducaud, quien venía haciendo una excelente carrera, terminó abruptamente su participación al romper el cárter en un salto. El Peugeot 404 de Juan Bozzolo también abandonó la prueba en este tramo, al sufrir la rotura del eje de levas.

El Ford de Luis Gimeno recibiendo un mensaje de manos de Bartolomé Ortiz (era la forma habitual de hacerlo en esas carreras: con un papel atado a una correa de ventilador).

 

El numeroso público que esperaba a los competidores en la entrada sur de Temuco especulaba con los tiempos que podrían los autos, y si acaso podrían los pilotos bajar de una hora el trayecto desde Valdivia. Las dudas se disiparon tan rápidamente como venían los corredores en sus bólidos, ya que cuando aún no transcurrían 60 minutos desde la largada valdiviana apareció el Mustang de Claudio Ibarra con el Austin Healey de Picó pegado a sus espaldas, y ambos cruzaron la meta juntos ante los vítores y aplausos de los miles de espectadores. Poco más de dos minutos después entró el Ford Falcon de Garafulic.

Estos tres autos demoraron menos de una hora en la subetapa, ya que los tiempos oficiales indicaron que el más veloz había sido Germán Picó con un tiempo de 56 minutos y 50 segundos a un promedio de 171,922 kph. Ibarra puso 57’ 19” y Garafulic 58’59”.

En seguida llegaron los demás coches, en el siguiente orden: A.Rebolar, A.Larraín, L.Gimeno, J.A.Band, H.Pizarro, J.Comandari, Sergio Santander, Carlos Calderón, Fco. Condon, Juan Gac, Fernando Figueroa, Germán del Fierro, E. Haggemann, Jaime Vergara, Fernando Bravo, Santiago Margozzini, Sergio Wagner, Patricio Campos, Jorge Opazo, Luis Priego, Alejandro Briones, José Manssur, Rodolfo Sanino, Oscar Landman, Manuel Podestá, Juan Manuel Bengolea, Jorge Jarpa, Francisco Vergara, Oscar Muñoz, Francisco Azar, Luis Santelices, Leonel Kovacs, Tomás Lustig, Alejandro Díaz, Ricardo Rolando,etc.

La carrera se reinició luego de media hora, a la salida norte de Temuco, partiendo en primer lugar el pequeño y veloz deportivo inglés conducido por Germán Picó. Los coches largaron bajo una persistente lluvia, lo que indicaba que la última parte del Gran Premio sería más difícil de lo previsto.

A poco andar se produjo el lamentable abandono de Juan Armando Band, quien venía cumpliendo una magnífica labor. El embrague de su Mini Cooper S se negó a continuar. Más adelante quedaron también en el camino, por fallas mecánicas, el Simca de Schwartzman y el Volvo de Haggemann.

En cuanto a accidentes, nuevamente se produjeron varios, y algunos de ellos de cierta gravedad. En la cuesta del Malleco se volcó y luego se incendió totalmente el Volvo de Eugenio Ravinet. Posteriormente se dio vuelta el Ford de Jorge Opazo, el que luego cayó a un zanjón. Más adelante, se volcó Juan Manuel Bengolea, resultando destrozado su auto. Sin embargo, milagrosamente, en todos estos casos los tripulantes no sufrieron lesiones de importancia.

Los aficionados de todo Chile, incluso los que estaban a la orilla de la ruta de la carrera, seguían atentos las transmisiones radiales para estar informados de las incidencias y los pasos por las diferentes localidades. Por Victoria pasaron los punteros en el siguiente orden: Picó, Ibarra, Garafulic, Rebolar, Gimeno, Larraín, Pizarro y Comandari. Es decir, adelante marchaban los ganadores de las tres series más veloces. Sin embargo, la sorpresa se produjo cuando la radio indicaba que por Los Angeles el primero en la ruta era el Mustang de Ibarra, el que había logrado sobrepasar al Austin Healey. Por su parte, Gimeno y Rebolar mantenían una cerrada lucha por el segundo lugar de Turismo Carretera, el que parecía no estaría decidido hasta que no llegaran a la meta final y se detuvieran los cronómetros. Por Cabrero, lugar en que los autos dejaban la Carretera Panamericana y comenzaban tramos de curvas con tierra, los pilotos del grupo de avanzada seguían en el mismo orden.

En las series y categorías de menor cilindrada, también la batalla entre los competidores era muy cerrada, para deleite del público. Entre los Austin Mini, la lucha encarnizada por la punta la mantenían Reinhold Winkler, Oscar Landman y Francisco Vergara, los que corrían separados por escasos metros de distancia. Mientras que en la categoría inmediatamente superior se destacaba Sergio Santander en su veloz Austin Cooper, quien remontaba posiciones y a gran ritmo marchaba adelante, acortando los tiempos que lo separaban del Triumph de Rolando Abuhadba en la clasificación general. En esta etapa también Ricardo Rolando hacía una muy buena labor tras Santander.

El Ford Falcon de Boris Garafulic, brillante ganador de la serie Turismo Carretera.

Uno a uno fueron llegando a la meta los demás esforzados corredores: Andrés Larraín, Javier Comandari, Humberto Pizarro, Patricio Campos, Carlos Calderón, Sergio Wagner, Francisco Condon, Sergio Santander, Germán del Fierro, José Manzur, Fernando Bravo, Santiago Margozzini, Juan Gac, Jaime Vergara, Fernando Figueroa, etc. De los 67 autos que largaron la extenuante competencia, solamente 44 lograron finalizarla.

Luego de que llegara el grupo de coches que comandaba el lote, la gran interrogante que flotaba en el aire era dilucidar si se había logrado o no batir la marca del año anterior, ya que Raúl Jaras había establecido un récord de 9 horas 53 minutos y 14 segundos para los 1.693 kilómetros de recorrido, al triunfar en el Gran Premio SOPESUR de 1965. Rápidamente los equipos de cronometradores aclararon la incógnita: no solo uno sino dos corredores habían quebrado el récord de “Papín”Jaras. Se comprobó así que el “Maestro” Boris Garafulic, ganador de Turismo Carretera, completó la carrera empleando un tiempo total de 9 horas 44 minutos y 45 segundos, bajando la marca del año anterior en casi 9 minutos.

La sorpresa mayor vino al verificarse el tiempo del primero en la serie GTA, Germán Picó, quien puso nada menos que 9 horas 39 minutos y 34 segundos para toda la carrera, a una velocidad media de 175,270 kph. Es decir, Picó en su Austin Healey no sólo había vencido a todos los competidores, sino que además había rebajado el récord de Jaras para la misma distancia en casi catorce minutos.

Llega a la meta el vencedor absoluto del Gran Premio: el Austin Healey de Germán Picó.
Claudio Ibarra

Digna de destacarse fue también la performance de Claudio Ibarra, quien completó el gran premio en 9 horas 53 minutos y 53 segundos, con lo cual casi igualó y estuvo a punto de quebrar también el récord existente de Raúl Jaras, pero con el mérito extra de que su Ford Mustang era un auto de la serie Carrozados Standard.

Luego de acallado el rugir de los motores, y con el multitudinario público penquista ya más calmado, se procedió a terminar los cómputos y a completar las planillas, entregándose luego a la prensa la clasificación oficial final del gran premio por series y categorías, sumadas todas la etapas de la carrera:

Serie Carrozados Standard
Categoría “A”
1° Reinhold Winkler 12h 49’10”
2° Francisco Vergara 13h 29’28”
3° Oscar Landman 13h 40’40”

Categoría “B”
1° Rolando Abuhadba 14h 41’19”
2° Sergio Santander 14h 42’03”

Categoría “C”
1° Humberto Pizarro 10h 49’33”
2° Sergio Wagner 10h 59’27”
3° Javier Comandari 11h 00’12
4° Patricio Campos 11h 45’26”

Categoría “D”
1° Claudio Ibarra 9h 53’53”
2° Andrés Larraín 10h 57’49”
3° Stgo. Margozzini 12h 22’06”

Serie GTA (Gran Turismo Asimilado)
Categoría “E” (hasta 2.000 c.c.)
1° Francisco Condon 11h 16’12”
2° Germán del Fierro 11h 38’13”
3° Alejandro Briones 12h 38’39”

Categoría “F” (sobre 2.000 c.c.)
1° Germán Picó Domínguez 9h 39’34”
2° Jaime Vergara/R.Baumer 12h 10’03”
3° Antonio Sone 12h 55’40”

Serie Turismo Carretera
1° Boris Garafulic 9h 44’45”
2° Alfredo Rebolar 10h 11’09”
3° Luis Gimeno 10h 12’08”
4° Fernando Figueroa 11h 56’18”
5° Hermanos Calderón 12h 03’59”
6° Manuel Podestá 12h 36’15
7° Francisco Azar 13h 10’19”
8° Juan Gac 14h 23’32”
9° José Manzur 15h 33’52”

Boris Garafulic, ganador de los Turismo Carretera, es felicitado luego de llegar a la meta.

Si bien no había una clasificación general oficial del Gran Premio SOPESUR 1966, los resultados totales entregados arrojaron en el primer lugar general a Germán Picó en su Austin Healey 3.000, seguido de Boris Garafulic (Ford Falcon), Claudio Ibarra (Ford Mustang), Alfredo Rebolar ( Ford Falcon) y Luis Gimeno (Ford TC).

Un ganador para la historia: Germán Picó Domínguez.

Sin desmerecer para nada la gran faena de los afamados pilotos de Turismo Carretera, Garafulic, Rebolar y Gimeno, ni menos la extraordinaria carrera del triunfador entre los Carrozados Standard, Claudio Ibarra, hay que destacar no obstante que el vencedor absoluto, con su espectacular tiempo de 9 horas 39 minutos y 34 segundos, logró no sólo batir el récord de velocidad con el mejor tiempo en el total del recorrido, sino que además el Austin Healey fue el auto más veloz en las etapas entre Santiago y Valdivia, de Valdivia a Temuco, y de Valdivia a Concepción. Sin duda que esta actuación de Germán Picó Domínguez quedaría para la historia, como de hecho ocurrió, ya que por años ha sido tema de conversación obligado de los aficionados al automovilismo, y su pequeño deportivo inglés pasó a ser un automóvil de leyenda en los caminos de Chile.