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Los Mercedes alas de gaviotas Chilenos: Un mito relatado por un testigo histórico

Por Rodrigo Velasco Santelices

A raíz de algunas fotos de los Mercedes 300 SL Gullwing que hubo en Chile, publicadas en el sitio de internet del CASV, he tenido la oportunidad de conversar latamente sobre estos legendarios autos, que llegaron nuevos a nuestro país a mediados de la década del cincuenta, con un privilegiado e informado testigo de la historia. Se trata de mi gran amigo Fernando de la Cruz, uno de los socios fundadores del CASV, y sin duda un protagonista y testigo relevante del automovilismo deportivo nacional. Como pienso que el tema puede ser de interés para los socios y aficionados “tuercas” del Club, le he dado a estas conversaciones la forma de una entrevista, para hacerla más ilustrativa y amena.

RVS: Fernando ¿cómo es que sabes tanto de nuestra historia automovilística?

Fernando de la Cruz: Bueno, la primera carrera en que participé como piloto fue en el Kilómetro Lanzado de 1951, manejando un Volvo 444 del año 1949 que le saqué sin permiso a mi padre. Mi copiloto fue Sergio Silva Mesías (Q.E.P.D). Yo tenía 17 años y me las arreglaba para manejar sin licencia gracias a mi uniforme de la escuela militar. Los carabineros no paraban a los uniformados en esos tiempos.

Te podrás dar cuenta que el automovilismo lo llevo en la sangre y de una u otra manera siempre estuve ligado a él ya sea como miembro de la Comisión Deportiva del Automóvil Club de Chile, como vicepresidente de la Asociación de Volantes de Chile, en los años 60, como socio de la rama de automovilismo de la Universidad Católica, y más recientemente como socio fundador del Club de Automóviles Sport de Vitacura, donde participé corriendo durante tres años.

También acompañé como copiloto en años anteriores a Benjamín Matte, a Cristóbal Velasco y a Germán Picó. Además, ayudé a muchos otros amigos pilotos como auxiliar en las antiguas pruebas de carretera y Grandes Premios.

 

El Mercedes de Carlos Muhe en acción durante una carrera en el Parque Cousiño

RVS: De seguro los conociste, así es que dime ¿qué sabes de los legendarios Mercedes Benz Alas de Gaviota chilenos y en especial del más famoso, el 300 SL de don Eduardo Kovacs Jones?

FDLAC: Para tu información te cuento que en esa época (mediados de los 50) el gobierno autorizó la importación de tres Mercedes 300 SL los que fueron para Eduardo Kovacs, Jacinto Vigueras y Carlos Muhe. Te aclaro que este último no era peruano como se ha dicho, era un alemán residente en Chile quien participó en varias carreras antes de tener el 300 SL, y lo hacía en un Mercedes Benz 220 S. Lamentablemente Carlos Muhe tuvo un grave accidente en la Panamericana Norte (como se llamaba en ese entonces la carretera 5 norte) con el cruce a La Calera y su Mercedes 300 SL Gullwing se incendió. Desgraciadamente en ese accidente falleció la acompañante de Muhe.

Por su parte, Jacinto Vigueras era un conocido corredor de Viña del Mar y su auto lo compró tiempo después el gran piloto peruano y alcalde de Lima Sr. Eduardo (Chachi ) Dibós. Ese Mercedes lo corrió Dibós en los Mil Kilómetros de Buenos Aires un año después que lo hicieran Eduardo Kovacs con Papín Jaras en el alas de gaviota de Kovacs.

Viña del Mar 1955: los Alas de Gaviota de Kovacs y Vigueras, entre otros coches clásicos.

El 300 SL de Eduardo Kovacs está actualmente en U.S.A. restaurado a nuevo como lo puede atestiguar Cristóbal Velasco que lo vio en San Francisco cuando trabajaba en la Mercedes Benz de esa ciudad. De los tres Alas de Gaviota chilenos ese es el auto con más historia ya que ganó las Seis Horas Peruanas y tuvo una sobresaliente actuación en los Mil Kilómetros de Buenos Aires de 1956, siendo felicitados Kovacs y Papín por el mismísimo jefe del equipo Mercedes Sr. Alfred Neubauer, ya que consiguieron los primeros puntos para el campeonato mundial de ese año para la Mercedes, detrás de los equipos oficiales de Ferrari y Maserati . Otro punto destacable es que Kovacs y Jaras viajaron por tierra en el 300 SL ida y vuelta (como te imaginas, en esos años el cruce de la cordillera de Los Andes y los caminos en general no tenían nada que ver con lo que son hoy).

RVS: ¿Qué hay de cierto que alguno de estos tres Mercedes 300 SL era de la versión liviana de carreras, con carrocería total de aluminio?

FDLC: Tengo entendido que 300 SL de aluminio se fabricaron solamente 28 unidades y ninguna de ellas llegó a Chile. El de Eduardo Kovacs llego vía Buenos Aires por intermedio de su amigo Juan Manuel Fangio quien se lo eligió en la fábrica ( J.M.Fangio fue presidente de la Mercedes Benz argentina ) y tenía muchas piezas de aluminio, como tenían los Austin Healey, pero toda la carrocería de aluminio no. El Mercedes íntegramente de aluminio era reconocible porque traía solamente el parabrisas de vidrio, el resto era de plástico. Nicolás Jones fue años después el feliz propietario de uno de esos 28 Alas de Gaviota livianos fabricados para carreras, y en su departamento conserva todavía la placa de identidad del auto.

El famoso Alas de Gaviota de Eduardo Kovacs Jones en el circuito de Playa Ancha

RVS: He visto fotos de una carrera en un circuito al pie del Morro de Arica, por allá por los años sesenta, en las que aparece volcado espectacularmente el famoso Mercedes de Kovacs, quien tengo entendido en los entrenamientos había batido el récord del circuito. Sospecho que puedes haber estado presente. ¿Qué sabes al respecto?

FDLC: Claro, eso es cierto. Estuve allí y fue en 1964. Cuando se produjo el accidente de Eduardo Kovacs con su Meche 300 SL el copiloto era Eduardo hijo y yo estaba con su madre, doña Olga Amengual de Kovacs a 50 metros del volcamiento. No te puedes imaginar la desesperación de la Olga al ver el auto volcado con su marido e hijo en el interior, y con la imposibilidad de abrir las puertas tipo alas de gaviota ya que el auto estaba “patas para arriba”. Si te fijas en las fotos verás que el parabrisas trasero salió despedido intacto y por ahí finalmente lograron salir ilesos los dos Eduardos.

Por el parabrisas trasero del auto lograron salir los Kovacs, padre e hijo.

Como anécdota te cuento que la noche anterior estábamos tomándonos unos tragos en el hotel, en la pieza del flaco Boris Garafulic con Eduardo Kovacs, Fernando de Cárcer, Mañungo Lira y otros personajes, cuando se asoma por la puerta un señor desconocido y nos dice: que lástima que mañana vayan a hacer pedazos ese precioso Mercedes Benz…Y así no más fue.

El circuito El Morro de Arica (1964), y el estado en que quedó el Mercedes de Kovacs.

Sin duda las anécdotas y vivencias automovilísticas de Fernando De la Cruz son muy entretenidas e invaluables, y más aún para quienes vibramos con la historia del automovilismo. Sus experiencias deben ser puestas por escrito para que no se desvanezcan.

Respecto de su relato acerca de la participación del Mercedes Alas de Gaviota privado de Eduardo Kovacs, junto a Raúl “Papín” Jaras, en los 1000 Kilómetros de Buenos Aires de 1956, creo que hay que resaltar esa histórica actuación: lograron el sexto lugar y fue el Mercedes Benz mejor clasificado, superando a los coches oficiales de la fábrica alemana, en una competencia para coches sport válida por el Campeonato Mundial de Marcas de la FIA. Piénsese simplemente que los primeros lugares de esa edición fueron copados por los poderosos equipos oficiales Maserati y Ferrari, conducidos por volantes célebres como Stirling Moss (vencedor), Phil Hill, Jean Behra, José Froilán González y Alejandro de Tomaso. También compitieron contra los chilenos en esa ocasión, entre otros afamados pilotos: Juan Manuel Fangio, Eugenio Castelloti, Luigi Muso, Peter Collins, Carlos Menditeguy, Rodolfo de Álzaga, Gastón Perkins, Alberto Rodríguez Larreta, Francisco Landi, y la única mujer que participó alguna vez en esa carrera, María Teresa de Fillipis conduciendo una Maserati A6 GCS, quien se accidentó.

El Ferrari 375 de Roberto Bonomi siendo alcanzado por el Mercedes de Edo. Kovacs

Los 1000 Kilómetros de Buenos Aires era una carrera de resistencia muy famosa a nivel mundial, que figura entre las pruebas automovilísticas clásicas de autos sport, y a ella acudían las mejores escuderías del mundo. Entre quienes ganaron esta dura prueba figuran verdaderas leyenda del automovilismo como Giuseppe Farina con Umberto Maglioli (Ferrari-1954); Stirling Moss con Carlos Menditeguy (Maserati -1956); Masten Gregory con Eugenio Castellotti y Luigi Musso (Ferrari-1957); Peter Collins con Phil Hill (Ferrari-1958); Jean Pierre Beltoise con Henri Pescarolo (Matra-1970); Jo Siffert con Derek Bell (Porsche-1971), y Ronnie Peterson con Tim Schenken (Ferrari-1972) quienes fueron los últimos vencedores. Queda así en claro que el hecho que Eduardo Kovacs y Raúl Jaras hayan logrado un sexto lugar compitiendo en un auto privado fue sin dudas una hazaña internacional histórica de los avezados pilotos chilenos a bordo del Mercedes Alas de Gaviota del primero, la que no ha sido lo suficientemente reconocida por el periodismo y los aficionados en Chile.

Los 1000 Kilómetros de Buenos Aires en su versión de 1957.

Por otra parte, para complementar lo expuesto por Fernando de la Cruz acerca de estos legendarios autos alemanes, agregaré que los primeros Mercedes Gullwing salieron de la línea de producción en Alemania en Septiembre de 1954. Tenían un motor de seis cilindros, de 3 litros, con una relación de compresión de 8.7:1, que producían 219 HP a 5800 RPM y una velocidad final cercana a los 240 KPH. Según la fábrica Daimler Benz, 1400 modelos 300 SL Gullwing fueron en total construidos entre los años 1954 y 1957. Asimismo, según sus archivos, los 28 fabricados para competición (carrozados íntegramente de aluminio) denominados “Leicht” se hicieron a comienzos de 1955.

A partir del año 1957 el modelo coupé se descontinuó y fue remplazado por el convertible 300 SL Roadster, el que se produjo hasta 1964. El último coupé Mercedes Alas de Gaviota que salió de la fábrica ese año 1957 fue vendido en US$8,905, mientras que el primero de sus hermanos cabriolets se comercializó ese mismo año en US$10,970. Paradojalmente, hoy es bastante más caro el modelo carrozado que el descapotable, y también más cotizado entre los coleccionistas. Sus valores se elevan a cantidades de seis dígitos en euros.

Tres legendarios Mercedes Benz Alas de Gaviota hubo en Chile en la década del 50 y privilegiados fueron quienes los vieron compitiendo en las carreras de esa época. Ninguno de esos coches sobrevivió para la posteridad en nuestro país. Sin embargo, en la actualidad hay nuevamente tres ejemplares en Chile que fueron importados por sus dueños en años recientes, los que afortunadamente han venido a enriquecer el patrimonio automovilístico nacional. Así son las vueltas de la historia.