El Piloto, el culto al heroísmo y la inteligencia
_¿Cómo son y qué hacen estos deportistas que desafían al dios Cronos por puro amor a la competencia, la velocidad y al elemento mecánico?**
A simple vista, la práctica de las carreras de autos es un ejercicio sencillo de “ver autos dar vueltas”, resultando en una simple clasificación final. ¿Que nos dice una segunda mirada y qué hay de los pilotos?
Desde el inicio de las carreras, los pilotos lentamente se fueron convirtiendo en verdaderos héroes, aclamados por sus proezas y por empujar los límites hasta casi lo imposible. Hay que recordar que hasta los años 60 y bien entrados los 70 las medidas de seguridad, no es que fuesen malas, simplemente muchas veces inexistentes, bólidos incómodos y con cero ergonomía, en resumen; correr en ellos era tarea difícil y muchas veces, suicida.
Llevar un automóvil de carreras hasta su límite técnico, compartiendo una estrecha cinta de asfalto con otros 20 pilotos igual o más audaces que uno, requiere aptitudes especiales y escasas, que sitúa a los pilotos en ese grupo de élite de los grandes deportistas. No se trata de endiosar a nadie, tampoco decir palabras lindas y vacías, tomemos nota:
Para conducir un auto de carreras, hay que tener un radar para saber quién y a qué distancia van tus competidores, adelante y atrás, intentando predecir sus movimientos para no brindarles posibilidades algunas y, tú encontrar las oportunidades de sobrepaso. Debes sintonizar con el motor, que siempre tiene una nota musical especial, si esta nota no la oyes, algo no está bien. Debes sentir el aullido de la caja de cambios y engranar cada marcha con rapidez, pero en la décima de segundo exacta para no romperla. Hay que estar atento a todos los controles e indicadores, a veces hay problemas silenciosos que sólo los revelan los relojes del tablero, de lo contrario podríamos perder todo el esfuerzo de los preparadores, mecánicos y ni que decir, de la propia billetera. También deben dosificar el acelerador, muy poco no te dará la velocidad para ganar y demasiado hará que el auto pierda estabilidad o la trayectoria ideal, también perderás. Se debe sentir, a través de la butaca, los centros de gravedad del auto y entender si sobrevira, subvira o va con un grip perfecto, siempre para buscar la mayor velocidad mirando lejos la próxima curva ideando una estrategia mental. Todo esto disminuyendo la degradación de los neumáticos y cuidando el consumo de combustible. Es imposible no concluir que un buen piloto debe tener mucho cerebro. Sus decisiones deben ser valientes, rápidas, milimétricas y sobre todo, inteligentes.
Se va entendiendo que los pilotos han sido y seguirán siendo héroes, porque lo que hacen, lo hacen a altas velocidades, de cara a su destino, con la hombría de un guerrero y con las debilidades de todo ser humano. Sí, el automovilismo es más humano e inteligente de lo que parece y los pilotos son su máxima expresión.