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Grandes pilotos chilenos: Eduardo Kovacs Amengual

Por Rodrigo Velasco Santelices

El talentoso corredor Eduardo Kovacs Amengual nació el 6 de julio de 1945, en Valparaíso. Su padre era el afamado piloto de la década del cincuenta Eduardo Kovacs Jones. Eduardo hijo se inició en el automovilismo en el Circuito Barrancas a bordo de un pequeño NSU Prinz de 600cc en el año 1962.

Lo que lo llevó a la pista fue el ejemplo de su padre y, una vez que adquirió experiencia y oficio comenzaron los triunfos y la explosión de récords, a medida que él iba avanzando en su trayectoria deportiva del NSU a los Mini Cooper y finalmente a la Liebre Chevrolet de Turismo Carretera. El NSU fue el coche de los primeros triunfos, y en él también incursionó con éxito en sus primeros grandes premios por carretera,  la Santiago – La Serena y la Santiago – Arica.

Tuvo un fugaz paso con otro auto: una camioneta Simca 1300. En ella tuvo una accidentada participación en el Circuito Carozzi de Viña del Mar, que fue destacada por la prensa. Una publicación comentó que Kovacs junior “casi dejó a Viña del Mar sin árboles”. Recién iniciada la competencia, aceleró por fuera y pretendió pasar en plena curva nada más y nada menos que a Raúl “Papín” Jaras. El resultado fue que la pick up Simca quedó destruida, y dejó a su paso un total de  tres árboles en tierra.  Por fortuna el muy joven Kovacs sufrió sólo un gran susto, pues salió prácticamente ileso del aparatoso volcamiento.

Después de esa pintoresca experiencia viñamarina, Eduardo volvió al NSU Prinz con el que se afiató y llegaron los éxitos, logrando ganar los años 1964 y 1965 los campeonatos de la serie carrozados hasta 850 cc. “Mi padre era representante de la marca NSU en Valparaíso. El coche me gustaba una barbaridad, casi puedo decir que lo quería y me respondía en la pista; nos entendíamos a la perfección; guardo un grato recuerdo de Quiroz, Monardes, Avaria y los Silva, todos ellos de Federle S. A., quienes auspiciaban la máquina”, comenta.

Luego de correr un Gran Premio Santiago Arica en dicho NSU, participó de copiloto de su padre en el Circuito El Morro, a bordo del famoso Mercedes Benz 300SL Gullwing  con que su progenitor obtuvo bullados éxitos internacionales. Allí, cuando punteaban la carrera de fuerza libre, sufrieron un accidente que terminó en espectacular vuelco, quedando el coche con las ruedas hacia el cielo. Como las puertas del “Alas de Gaviota” formaban parte del techo, quedaron atrapados y tuvieron que escapar milagrosamente por el parabrisas trasero. Otro gran susto del joven Kovacs, del que nuevamente libró ileso.

A fines de 1965, ingresó a la “familia veloz”, como se decía de los Austin Mini Cooper. La representante nacional de la marca británica, la empresa Mauricio Hochschild S.A., le preparó el coche con que participó en 1966 y fue 2° en el ranking hasta 1000 cc, con ese primer Mini Cooper. El preparador era Veloso, pero Kovacs también metía mano y se estudiaba los catálogos de la fábrica para poder aportar a la preparación del pequeño bólido.

Ese mismo año corrió en el Austin Cooper la famosa SOPESUR (Santiago-Puerto Montt-Concepción), donde se le pudo ver sólo hasta la localidad de Paine. Recuerda: “Ese día había una neblina espesa. No vi la barrera que desviaba el camino al paso nivel y chocamos. Quedamos, junto con otros, clavados entre los fierros; no fue mucho. Sin auto, dejé de correr. Ni pensaba retirarme ni me entusiasmaba volver. Se lo dejé al tiempo”.

Pero la genética “tuerca” pudo más: volvió al automovilismo de velocidad en 1968, en otro Mini Cooper, y logró el segundo lugar en el campeonato anual en la serie GTA, luego de las recordadas Tres horas de El Bosque (corrió en dupla con Juan Armando Band y debieron abandonar cuando punteaban, por rotura del parabrisas). El año 1969 fue para Kovacs el año del despegue definitivo. Comenzó a ganar más adeptos que ningún otro corredor hasta ser uno de los pilotos más seguido y admirado por los fanáticos junto a su poderoso Mini Cooper “S”. Ese año también fue el de la incorporación oficial de la British Leyland a las competencias, con el apoyo sin restricciones de Sergio Benítez, como jefe de equipo, y con el respaldo de la firma inglesa.

El Gran Premio entre Santiago-La Serena-Santiago, de Mayo de 1971, fue muy importante en su exitosa carrera deportiva.  Allí, en el veloz  Austin Cooper “S” derrotó a todos, incluso a los autos de Turismo Carretera. Con su característica modestia, celebró ese gran triunfo destacando la labor de sus mecánicos Osvaldo Muñoz, Oscar Veloso, Mario Campos, Espinoza, Bieri y Antonio Ferreira. El tiempo que puso Eduardo Kovacs para ganar la carrera de ida y vuelta a La Serena demuestra cuan veloz era como piloto: 5 horas 42 minutos y 2 segundos. Una verdadera hazaña lograda en su diminuto Mini.

A corto andar, ya en su trayectoria profesional en la categoría mayor del automovilismo, destaca sin dudas  su triunfo en el Gran Premio CRISTAVID, Santiago – Villarrica- Santiago de fines de 1971, donde con sólo 26 años obtuvo el primer lugar y marcó un récord de 3 horas 30 minutos y 18 segundos para la distancia entre Nos y Villarrica, a un increíble promedio de 211,700 kilómetros por hora. Hay que recordar que en esta ocasión Kovacs debutaba en  la categoría Turismo Carretera en una Liebre III y representaba al equipo de Concesionarios General Motors. La Liebre era preparada por Juan Oesterholm y Sergio Pizarro.

Para el recuerdo, rescato de la antigua revista Estadio algunas opiniones de terceros sobre Eduardo Kovacs en su época de grandes éxitos:

Sergio Benítez, Jefe del Equipo de Competición de la British Leyland:
“Tiene una gran cualidad: es un estudioso y siempre para conducir se rige por las normas que le dan los ingenieros de fábrica. Lo mismo en la preparación de su coche, piloteado con instrumental. Los pasos de velocidad en los cambios son exactos. Su sensibilidad cerebral para conducir le permite tener éxito en cualquier coche”.

Antonio Ferreira, Copiloto y preparador del coche Austin Mini Cooper “S”:
“Es sensacional, quiere a los coches, sabe como tratarlos, maneja pendiente del instrumental. Al copiloto lo lleva para contrapesar la máquina. Es tan cuidadoso en la conducción que un disco de embrague le dura 7 a 8 carreras. Al resto, a veces ni siquiera una”.

Andrés Undurraga, Gerente de Davis Autos, quien fue el que llevó a Kovacs a formar parte del equipo de Turismo Carretera de los concesionarios General Motors:
“Él nos ofreció correr por el equipo. Lo propuse al Directorio ? fue aceptado inmediatamente. Eduardo Kovacs es de una moral intachable, nos ha llenado de satisfacción tanto en lo deportivo como en lo personal. La Liebre ? Kovacs nos han convertido en fanáticos del automovilismo”.

John Hudson, Copiloto de Kovacs en la Liebre Chevrolet en el Gran Premio Santiago-Villarrica –Santiago:
“Con él me siento como si viajara en pullman. No hace “locuras” ni desafía a nadie, conduce con un plan preparado de antemano, y las instrucciones de sus jefes de equipo las respeta totalmente”.

 

Le pregunto a Eduardo: ¿Recuerdas alguna anécdota especial de tu historia deportiva que te gustaría compartir con los lectores?.
“Cuando mi madre Olga Amengual Vergara, me sacó con Carabineros del NSU antes de largar una carrera acusándome que no tenía carnet de conducir ya que solo tenía 17 años de edad!”

¿Qué otra competencia automovilística recuerdas especialmente ya sea por su importancia, dificultad o el papel  realizado en ella?
“Por lo lamentable, mi grave accidente en Vizcachas  en el año1975”

 
 

¿Cuáles fueron tus principales y más enconados rivales en tu carrera como piloto?
“Santiago Bengolea, Boris Garafulic, Lucho Gimeno y Juan Armando Band”.

¿Tuviste algún ídolo o mentor que te sirviese de inspiración en este deporte?
“Ídolos en mis tiempos fueron muchos, el “Maestro” Boris Garafulic, Raúl “Papín” Jaras, mi padre, y el mayor fue el gran Juan Manuel Fangio”.

Durante su historia como piloto Eduardo Kovacs obtuvo alrededor de 10 campeonatos de Chile, en distintas categorías: con el NSU en la serie hasta 850 cc, con el Mini Cooper en Grupo Dos Anexo J,  con el  Cooper “S” en la categoría GTA y con la Liebre Chevrolet en Turismo Carretera. Además, participó en competencias internacionales como Las 6 Horas Peruanas en Lima, Las 12 Horas Argentinas en  Buenos Aires (ambas en equipo con su hermano menor Lionel) y  varias otras más de Turismo Carretera en Argentina.

A comienzos de los setenta Eduardo también incursionó en los coches de Fórmula y, como era de esperar, este eximio volante se adaptó de inmediato logrando ganar la recordada Temporada Internacional de Formula 2 en Las Vizcachas, luciendo el número 99 en su monoposto celeste con el que se impuso a avezados pilotos argentinos y uruguayos.

Con su estilizada Liebre Chevrolet (adquirida al corredor argentino Eduardo Copello) en 1971 terminaría primero en el ranking, pero por un lapsus reglamentario comparte el título de campeón con Boris Garafulic. Al año siguiente, finaliza de nuevo en el primer lugar, igualando en puntaje a su coequipo de Chevrolet Luis Gimeno. Pero en 1973 Kovacs se consagraría merecidamente como único Campeón de Chile de Turismo Carretera. Al año siguiente- en1974- se coronaría nuevamente campeón de la Copa Otoño de TC.

Esta breve reseña histórica deja en evidencia que Eduardo Kovacs Amengual, por su brillante trayectoria deportiva, ocupa sin dudas  un muy relevante lugar en la galería de los grandes campeones chilenos de todos los tiempos.