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Circuito Cerro Condell de Curicó

Escrito por Rodrigo Velasco.

Hace pocos días se llevó a cabo el Rally de “Autos Redondos” (coches de los años 40 y 50) organizado por el Club de Automóviles Antiguos de Chile, entre Santiago el Lago Vichuquén y la ciudad de Curicó. En esta última, los hermosos coches clásicos de los participantes tuvieron un papel protagónico en la Fiesta de La Vendimia, pudiendo deleitar al público presente en la bella Plaza de Armas de esa ciudad.

Los participantes en el rally fuimos además agasajados por nuestros amables anfitriones con un exquisito almuerzo en el Club de la Unión de Curicó: ocasión en que hice gratos recuerdos de la infancia cuando en la década del cincuenta asistía en compañía de mi padre a espectaculares carreras de autos en el legendario Circuito Cerro Condell. En el regreso a la capital (conduciendo un espléndido Buick Super Eight coupé del año 1952) pensé que debería llegar a buscar entre mis archivos los antecedentes de esas competencias memorables, para desenterradas, revivirlas, y compartir los recuerdos con nuestros hospitalarios amigos curicanos.

Pues bien, hechas las tareas. puedo relatarles que la primera de esas carreras se llevó a cabo en el año 1954, organizada por la Unión Ciclista de Curicó, y en ella participó lo más granado del automovilismo chileno de la época, en la que sonaban los nombres de Bartolomé Ortiz. Lorenzo Varoli, Ismael González, Raúl “Papín” Jaras, Luis Hernán Videla y Nemesio Ravera.

Bartolomé Ortiz.
Raúl “Papín“ Jaras.
Luis H. Videla.
Lorenzo Varoli, hijo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El trazado del rápido circuito al pie del cerro Condell era una especie de triángulo isósceles de 7 kms 650 mts de recorrido. Ya el día anterior, durante los veloces aprontes, hubo lamentablemente importantes deserciones: Videla fundió el motor de su Chevrolet, y Jaras rompió el block, por lo que sus mecánicos debieron trabajar de urgencia toda la noche para tratar de que estuviera en el punto de partida. Desgraciadamente, el esfuerzo no sirvió de mucho ya que su auto duraría en carrera solo una vuelta de las 20 que comprendían la competencia.

Papín Jaras (2), en la primera vuelta, seguido decerca por el curicano Raul García.

Con un marco de público impresionante, los primeros en largar fueron Bartolomé Ortiz e Ismael González, quienes salieron como catapultados dejando una gran polvareda, sin darse tregua en un “mano a mano’, o mejor dicho en un “puerta contra puerta’ de sus Ford, el que duró hasta que se perdieron en la nube de tierra. Al concluirse el primer giro, pasó primero González por la meta, pero la alegría del liderato no le duraría mucho: fundió su motor antes de la tercera vuelta.

Bartolomé Ortíz (26) sobrepasanado Ismael Gonzales en plena curva, a gran velocidad.

La lucha por la punta pasó entonces a ser protagonizada por Ortiz y Lorenzo Varoli, hijo, quien al volante del Ford de su famoso padre demostraba claramente que era “hijo de tigre”. Para mala fortuna de ‘Bartolo’ Ortiz, su caja de cambios se trabó y debió continuar corriendo solo en directa, con lo que se fue retrasando y perdió toda chance al triunfo. Heredó entonces el segundo lugar Nemesio Rivera a partir de la décima vuelta, y como su Ford acusaba problemas de refrigeración prefirió mantenerse a la expectativa, sin amagar a Varoli, pero cuidando su ubicación de quien lo seguía: Pascual Venturelli. Las posiciones de los tres primeros se mantuvieron así hasta el banderazo final, cuando el “cachorro” Varoli cruzó la meta logrando un triunfo consagratorio. En el cuarto puesto arribó Juan Manuel Silva, quien piloteaba el Ford del conocido piloto viñamarino Eduardo Kovacs Jones y en quinto lugar llegó una joven promesa santiaguina Alberto Reyes.

Lorenzo Varoli, hijo y el Ford triunfador de la carrera disputada en 1954.

La otra carrera en el Circuito Condell que estaba grabada en mi memoria se efectuó en Noviembre del año 1960, y fue organizada por el Deportivo Alianza de Curicó, con el patrocinio del Automóvil Club de Chile.

Hubo una entretenida prueba preliminar para coches carrozados, a cinco vueltas, la que fue ganada por Claudio de Toro en una Ford Ranchera, al buen promedio de velocidad de 129. 238 k/h. En segundo lugar llegó el Ford de una figura emergente Germán Mayo, y en la tercera ubicación el Volvo de un joven debutante que daría mucho que hablar pocos años más tarde: Boris Garafulic. Cuarto arribó un binomio local que corría bajo el pseudónimo “Los Curicanos”, 5º Juan Manuel Silva: 6º Alfonso Paladrón y 7º “Chito” Agurto.

El plato de fondo y principal la prueba de los Turismo de Carretera, se corrió esta vez en dos series de 10 vueltas cada una.

En la primera serie el resultado fue: 1º Nemesio Ravera, 2º Bartolomé Ortiz, 3º Cristóbal Velasco, 4º Humberto Pizarro, y 5º Teobaldo Díaz. No hubo mayores novedades entre los punteros para la segunda serie ya que se repitieron Ravera y Ortiz en los dos primeros lugares, llegando 3º Humberto Pizarro

Alberto Schwartzman acosado por Nemesio Ravera (10) quien se apresta a sacarle una vuelta.

Las largas rectas del Circuito Cerro Condell permitía que los competidores superaran incluso los 200 k/h. pero las cerradas curvas del triángulo obligaban a los pilotos a bajar drásticamente los promedios, y a hacer gala de toda su pericia conductiva,

Sumados los tiempos de ambas series y luego del duelo titánico entre Ravera y Ortiz, se consagró ganador de la carrera el eximio volante del Audax Italiano Nemesio Ravera. con el impresionante promedio de velocidad de 142. 509 k/h para las 20 vueltas de recorrido, y un tiempo total de 1 hora 4 minutos y 25 segundos.

El representante del Santiago Morning, el gran “Bartolo’ Ortiz, si bien debió conformarse con la segunda posición, con el tiempo de 1 hora 5 minutos 25 segundos dos quintos, también tuvo su recompensa, ya que batió el récord de la vuelta, parando los cronómetros justo en 3 minutos y 3 segundo,. registrando una velocidad media para ese espectacular giro de nada menos que 150. 497 k/h.

Sin duda son marcas que para esos años constituyeron un hito en el automovilismo nacional y que permitieron que el histórico Circuito Cerro Condell de Curicó pasa a ocupar un lugar muy relevante en la memoria colectiva de todos los aficionado a la velocidad, y muy especialmente de los amantes de esos viejos ‘‘fierros” de esos caballos de acero, tan veleidosos, tan indomables, pero nobles al fin.

Nemesio Ravera, el brillante ganador del circuito Cerro Condell en 1960.